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Del FOMO a JOMO: el marketing ante la desconexión consciente

Conoce como tu marca puede mantener su visibilidad y relevancia comprendiendo las emociones de tus consumidores y ofreciendo contenido que sea relevante, inspirador y útil.

En años recientes, los fenómenos sociales que moldean el consumo de contenido digital han tomado mayor relevancia en el mundo del marketing. Uno de los más destacados es el FOMO (Fear of Missing Out), esa creciente ansiedad por no estar al tanto de todo lo que sucede a nuestro alrededor, que ha sido la chispa detrás de diversas campañas de marca. Sin embargo, uno nuevo ha comenzado a ganar terreno: el JOMO (Joy of Missing Out), que nos invita a celebrar el bienestar de la desconexión, optando conscientemente por alejarnos del exceso de información que define nuestra vida digital y dedicarnos a consumir contenido de alto valor.

Durante algún tiempo, las marcas han aprovechado el FOMO para generar campañas con sentido de “urgencia” que fomentan, en mi opinión, la compra impulsiva, especialmente en generaciones jóvenes. De hecho, datos de Eventbrite señalan que el 69% de los millennials aseguran haber experimentado FOMO, situación que los llevó a tomar decisiones impulsivas. Pero está dinámica podría comenzar a cambiar con la llegada del JOMO, que nos impulsa a encontrar satisfacción en las cosas simples y a disfrutar del momento presente.

Este cambio en la mentalidad desafía a las marcas a replantear sus estrategias, porque si las personas están cada vez más interesadas en experiencias auténticas y en “desconectarse” del ruido digital, ¿cómo pueden las marcas mantener su visibilidad y relevancia? Desde mi perspectiva, la respuesta radica en el contenido de valor. Comprender las emociones de sus consumidores y ofrecer contenido que sea relevante, inspirador y útil, les ayudará a construir relaciones profundas y duraderas con su audiencia objetivo.

JOMO: el nuevo paradigma que reta a las marcas

Pero ¿qué es JOMO? A mi modo de ver, el concepto de JOMO ha ganado terreno a medida que las personas buscamos restablecer el equilibrio en nuestras vidas, hartos del constante bombardeo de notificaciones, actualizaciones y la presión por estar al tanto de todo. Este fenómeno refleja un deseo de recuperar el control sobre el tiempo, de apreciar momentos de desconexión y de redescubrir actividades fuera de la esfera digital. Pero para las marcas, que dependen de la conexión y el engagement digital, esta tendencia puede parecer una amenaza, debido a su propia naturaleza.

¿Cómo conectar con una audiencia que está priorizando la desconexión? ¿Cómo capturar la atención de consumidores que, voluntariamente, optan por “perderse” los momentos que antes habrían sido fundamentales para una estrategia de marketing basada en el FOMO?

Lo primero que debemos entender es que JOMO no es simplemente la antítesis de FOMO; es una respuesta emocional que refleja una evolución en la mentalidad del consumidor. Mientras que el FOMO juega con el miedo, el JOMO celebra el bienestar y la satisfacción personal. Para las marcas, este cambio de paradigma significa una cosa clara: las audiencias están valorando una comunicación más auténtica y enriquecedora, que les permita administrar mejor el tiempo y experimentar la vida fuera de las redes sociales.

Para los estrategas de marketing, comprender estas emociones opuestas es fundamental, ya que las marcas que deseen mantenerse relevantes no pueden ignorar las motivaciones psicológicas detrás del comportamiento del consumidor. Desde esta perspectiva, tanto FOMO como JOMO son palancas emocionales con las que debemos trabajar inteligentemente.

Contenido de valor sigue siendo el rey en la era del JOMO

A medida que los consumidores se vuelven más selectivos sobre dónde, cuándo y cómo invierten su tiempo y atención, las marcas tienen que ofrecer algo que realmente importe. El contenido de valor, que aporta conocimiento, inspiración o utilidad genuina, se convierte en la moneda de cambio para captar la atención de una audiencia que ha decidido desconectarse de todo lo superfluo.

El contenido de valor trasciende el marketing tradicional porque no se limita a promocionar productos o servicios. Su objetivo es resolver problemas, ofrecer información útil, educar, entretener o inspirar, conectando de manera emocional con la audiencia. De esta forma, logra destacar en medio del ruido digital, haciendo que los consumidores sientan que, al interactuar con una marca, están obteniendo algo valioso para ellos mismos.

Por ejemplo, en lugar de promover una campaña que capitaliza el FOMO (como una venta flash de 24 horas), una marca que adopte el JOMO puede ofrecer contenido o experiencias que fomenten la desconexión consciente y el bienestar. Esto puede incluir desde artículos educativos, talleres de creatividad y diarios de gratitud, hasta actividades que inviten a disfrutar del momento presente sin la necesidad de estar constantemente conectados. Este enfoque respeta el deseo del consumidor de desconectarse y crea una oportunidad para que la marca se posicione como aliada en la búsqueda del equilibrio y la satisfacción personal.

A medida que los consumidores buscan desconectarse del ruido y la sobrecarga digital, una campaña de marketing enfocada en el JOMO puede ayudar a las marcas a crear conexiones más profundas y duraderas, fomentar una mayor lealtad a largo plazo y generar un engagement auténtico y orgánico. Este enfoque también permite que la marca se posicione como consciente y empática, lo que impacta en audiencias que priorizan la calidad sobre la cantidad. Además, es una estrategia efectiva para diferenciarse de la competencia, que podría seguir utilizando enfoques tradicionales.

El JOMO es más que una tendencia pasajera; es una respuesta a una necesidad fundamental de las personas por reconectar con lo que realmente importa. Para los especialistas en marketing, esto implica un cambio en el enfoque: dejar de competir por la atención efímera y, en su lugar, ofrecer contenido de valor que aporte significado y bienestar a la vida de las personas.

Sin duda, el contenido de valor sigue siendo el camino para que las marcas mantengan una relación sólida y auténtica con su audiencia, incluso en un entorno donde el JOMO está en auge. En lugar de ver este fenómeno como una barrera o amenaza, las marcas pueden utilizar este cambio de paradigma para crear estrategias que conecten de manera más genuina con los consumidores, respetando su deseo de desconexión y, al mismo tiempo, ofreciendo algo valioso en cada interacción. En marketing, el JOMO implica dejar de competir por la atención efímera y ofrecer contenido de valor que aporte significado y bienestar a la vida de las personas.

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